El interrumpido proceso para crear el municipio indígena de Tetelcingo es otra de las herencias envenenadas que dejó el anterior gobernador y que siguen costando muy caro a la entidad.
La actual comunidad indígena forma parte de Cuautla y su escisión generará enormes problemas, no solo en lo relativo a la notable pérdida de ingresos, sino por la falta de una cultura democrática, que ha quedado explícita en la resistencia a acatar la disposición que obliga a permitir la participación de mujeres en el proceso para elegir a su representación ciudadana.
Es difícil creer que al convertirse en municipio-si el proceso continúa- el acatamiento de la Constitución y sus valores ocurra como acto de magia.
Sin embargo, la reforma a la ligera de la normatividad le concede el derecho a sus habitantes de erigirse como municipio si así lo acuerdan, algo en lo que se vislumbran más conflictos.
Mientras tanto, quien idea todo ese entramado y sus cómplices, los legisladores que la aprobaron, gozan de paz y tranquilidad.