Reiteradamente se ha dicho que la creación de un instituto de pensiones para los burócratas estatales y municipales es una apremiante necesidad y que incluso se ha perdido demasiado tiempo.
Los ayuntamientos padecen desde hace al menos un lustro los efectos del envejecimiento de su personal y la falta de previsión, por lo que hoy un porcentaje cada vez mayor del gasto corriente se va al pago de pensiones y es cada vez más difícil renovar los puestos vacantes.
Sin embargo, a pesar de esas señales ominosas, es preocupante la actitud que pueden tomar los sindicatos y sus líderes, que ya una vez bloquearon una iniciativa para crear el multicitado instituto.
La visión de corto plazo ya produjo grandes daños en ese tema, por lo que repetir el error puede llevar a un callejón sin salida.