La medida extrema de impedir el acceso a los cerros que rodean Tepoztlán, incluida la pirámide, ha permitido controlar los incendios intencionados de la floresta.
La prohibición -que terminará cuando comience la temporada de lluvias- es una medida extrema pero que ha demostrado su valor luego de los reiterados incendios en la zona, casi todos de origen humano.
Ha habido daño a la economía local, pues parte del atractivo del lugar es subir a la pirámide, pero ha sido superior el interés por evitar los enormes daños que el fuego causa, sobre todo en época de sequía.
La forma de resolver el problema debería ser imitada en otras situaciones, para hacer prevalecer el interés general por los intereses de grupo y las ventajas proyectas al futuro en lugar del efímero bienestar presente.