El reducido nivel de almacenamiento de agua en los embalses de la entidad es el aviso de que se avecina un grave problema si no se gestiona correctamente el uso del líquido, tanto el destinado a riego agrícola como a consumo humano.
Morelos ha tenido zonas tradicionalmente secas, como los municipios de Hueyapan y Tetela del Volcán, que dependen totalmente de los menguantes escurrimientos del Popocatépetl.
Allí, la disputa por el control del agua periódicamente se salda con mortales enfrentamientos.
Sin embargo, ahora la escasez es casi generalizada en toda la entidad, por el descenso de los mantos freáticos y los escasos niveles de las presas.
Es difícil que la situación se revierta a corto plazo, aunque unas lluvias extraordinarias pueden liquidar momentáneamente el problema, que sin embargo persistirá, de allí que se necesite otro enfoque de gestión, que sea global y a largo plazo, para evitar males mayores.