Prácticamente a partir del año 2000 la construcción de viviendas de interés social vivió un auge en la entidad, en detrimento de los espacios naturales y las tierras de cultivo.
Al final se construyeron casas en lugares inadecuados, sin servicios públicos ni acceso a escuelas o atención médica o incluso sin que se cubrieran las necesidades básicas de agua potable, por lo que al final muchos de esos inmuebles se quedaran sin comprador o de plano fueran abandonados, lo que al final creó un grave problema de inseguridad.
Ahora se requiere que las autoridades tomen las acciones necesarias para que esas casas sean ocupadas y las zonas donde se encuentran se repueblen y dispongan de los servicios básicos, para que se pueda alejar ese foco de delincuencia que hoy padecemos.
Por la magnitud del problema, es difícil pensar que habrá una salida rápida, pero al menos debe intentarse.