Tepoztlán, origen de la denominación pueblo mágico, ha estado varias veces a punto de perder esa clasificación, siempre por las mismas razones: la venta indiscriminada de alcohol.
La proliferación de permisos reales y apócrifos para vender bebidas embriagantes no ha sido nunca castigada pero en cambio ha perjudicado a ese lugar emblemático.
Ayer el alcalde anunció que reducirá los negocios que expenden embriagantes y ojalá lo haga antes que las autoridades federales de turismo degraden a esa comunidad y ponga más difícil la recuperación de la actividad económica.
La fácil disposición de alcohol disfrazada de actividad económica relevante ha dañado severamente la imagen de la entidad pero también constituye un problema de salud pública que debe enfrentarse desde ahora.