Las diversas formas en que puede manifestarse la llamada gripe aviar obligan a las autoridades sanitarias y zootécnicas a mantenerse alertas, no solo para evitar que estas enfermedades pasen a los humanos, una posibilidad remota pero real, sino para evitar los daños económicos que puede provocar un simple contagio, ya que obligaría al sacrificio de todas las aves de corral de la entidad.
Esa medida preventiva extrema es necesaria y habitual, por lo que lo mejor es evitar el contacto con pájaros silvestres, que pudieran traer la enfermedad, y asumir las medidas sanitarias que eviten la difusión de virus en las granjas avícolas.
Es un tema principalmente económico pero también de salud pública, por lo que un relajamiento de los protocolos puede salir demasiado caro.