Los diputados han recibido ya las observaciones que el Poder Ejecutivo realizó al presupuesto aprobado por el Congreso el pasado 26 de octubre en medio de la polémica.
Corresponde ahora al Poder Legislativo activar de nuevo los mecanismos parlamentarios para dar respuesta conforme a lo que marca la ley y de esa manera evitar un conflicto como el que en años anteriores ha dejado a la estructura burocrática de la entidad sin presupuesto actualizado.
Ha sido necesario ejercer los recursos aprobados para otros años, con las minusvalías y limitaciones que eso implica.
Repetir un escenario ya conocido y desgastante no beneficiará a la imagen de los integrantes del Congreso si no confirmará ante su electorado todo lo que de ellos se dice.
Asumir los cambios parece la única salida lógica al laberinto que ellos mismos han creado en los excesos que se cometen desde el grupo que mantiene el control del Poder Legislativo.