Aunque la gente se ha acostumbrado en los últimos meses a moverse con total libertad y desafía a la suerte al considerar que la pandemia de covid 19 ha concluido, lo cierto es que el virus aún flota en el aire y puede enfermar (y enferma) a quienes no se protegen.
Las vacunas cambiaron el paradigma del primer año de la pandemia, cuando enfermarse equivalía a una sentencia de muerte para un porcentaje pequeño pero importante de la población.
Basta con recordar los miles de hombres y mujeres que perdieron la vida en Morelos. Ahora la ciencia nos hace un duro recordatorio: el virus sigue mutando y han nacido nuevas variedades, con características diferentes, aunque -por fortuna- aún sensibles a la vacuna.
Pero cada nueva infección entraña un riesgo de daño grave al organismo de la víctima, por lo que mejor es no retar al destino.
Las precauciones deben mantenerse, especialmente el uso del cubrebocas, la distancia y la inmunización.
Para que ya se acabe la pesadilla.