Justo cuando es una realidad que el pago de las pensiones se ha convertido en el principal problema financiero de la administración pública en todos sus niveles, quienes coyunturalmente controlan el Poder Legislativo intentan crear una nueva, onerosa y permanente obligación para las arcas públicas.
Seguramente para cimentar sus intereses cortoplacistas, quienes dirigen a los diputados planean entregan un estipendio de por vida a quienes culminen sus carreras de magistrados -que ahora tienen derecho a un haber por retiro, un pago único pero abultado, varias veces superior a la de cualquier ciudadano normal- y que además podrá heredarse a la pareja y a los hijos menores de edad, por lo que la obligación no se extinguirá con la muerte del beneficiario.
Pero lo grave es que ese pago no deberá ser menos del que reciben los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Nuevamente prevalecen los oscuros intereses pero también los egos de quienes hoy se reparten los recursos públicos presentes y futuros como si fueran de su propiedad.