Los diputados que controlan el Congreso y que lograron reunir una mayoría de quince al doblar la voluntad de varias marionetas de diferentes partidos empiezan el año con la misma actitud con la que lo terminaron: indiferentes a las necesidades de Morelos y deseosos de usar los recursos públicos a favor de sus familiares y amigos, pero nada más.
Pese a la apremiante situación que viven diversas instituciones que dependen de la voluntad del Congreso para operar adecuadamente, los diputados ni siquiera intentan apresurarse para, entre otras cosas, resolver los cientos de solicitudes de pensión que se acumulan en la comisión respectiva ni los otros deberes que deben cumplir y a los cuales no se sienten obligados.
La decepción que han causado en sus electores tampoco les preocupa, porque creen que tienen tiempo suficiente, pero alguien les tiene que avisar que solo hay unos cuantos meses antes de la próxima elección.