Mientras en las principales urbes del mundo se mantiene una dura lucha contra la contaminación provocada por los vehículos de combustión interna y se construyen miles de kilómetros de ciclopistas, en Cuernavaca ha surgido una pequeña pero visible oposición a la construcción de una vía para ciclistas en la avenida Palmira, que para colmo ni siquiera implica un gasto de los recursos públicos, ya que se hará con una donación.
La posibilidad de que la actividad comercial en una parte de la arteria elegida se vea perjudicada de alguna forma -quizá con la pérdida de espacios de estacionamiento- ha llevado a protestar con diversos grados de rigor.
Seguramente la ciudad y sus habitantes serán duramente calificados si un proyecto encaminado a reducir las emisiones contaminantes se frustra por razones que contradicen el rumbo de la actualidad, de la modernidad.