La determinación del Tribunal Electoral del estado de Morelos sobre el tema específico de Tepalcingo permite descubrir que persisten los alcaldes que se sienten señores de horca y cuchillo. Protegidos por su autoridad temporal, consideran que pueden decidir sobre la vida de las personas, aún de aquellas que son sus iguales.
Cancelar los ingresos de los integrantes del Cabildo que no les son afines es una práctica sancionada por la ley pero que aún así persiste.
Es una forma de violencia que se ejerce especialmente con las mujeres, pero de la que los hombres no quedan excluidos.
Los alcaldes no son los únicos que incurren en esa conducta, pues basta recordar que los amos del Congreso local han actuado igual en esta legislatura contra el grupo minoritario.
Todo eso, a pesar de que ya hay amplios precedentes de que esas conductas se sancionan. Quizá haya que aumentar el castigo.