Se ha dicho hasta la saciedad que el daño que ocasionará a Morelos la reforma electoral que promueven los diputados del llamado G-15 tendrá graves y duraderas repercusiones, porque -entre otras cosas- sustraerá recursos públicos para destinarlos a mantener una vida de reyes a diez nuevos diputados y a numerosos regidores que hoy no existen.
La intención de los promoventes es disponer de más plazas de tipo plurinominal para perpetuarse en el poder, debido a las pocas posibilidades que tienen para reelegirse o ganar cualquier otro cargo de elección.
Pero eso choca contra el interés público.
Ojalá haya algo de ética entre quienes forman parte de la agrupación de diputados que ha hecho que todo el Congreso se gané el merecido mote de la peor legislatura de la Historia. Una acción así les permitiría escapar de su imparable ruta a la ignominia.