Los males asociados al consumo de tabaco han sido debidamente estudiados y señalados y se han cuantificado sus efectos en las finanzas públicas, por lo que ni siquiera debería haber discusión sobre el efecto pernicioso de esa adicción.
Sin embargo, la enorme presión de la industria hace que aún se debatan medidas medidas restrictivas para mantener a salvo a las nuevas generaciones del tabaquismo.
La notable influencia lograda en la cultura popular hace que cientos de miles se incorporen cada año al mercado de consumidores, con las previsibles consecuencias que eso traerá en sus vidas.
Las autoridades sanitarias deben luchar contra un duro enemigo, pero si prevalece el sentido común, la sociedad terminará por hacerle frente. Eso, por supuesto, tendrá un amplio reflejo en la calidad de vida de las personas.