Contra lo que el grueso de la población esperaba, la conmemoración de los sismos del 19 de septiembre de 1985 y del 2017 no incluyó un movimiento telúrico perceptible, pero sí muchos rumores que provocaron inquietud.
Luego de décadas del sismo más desastroso de la historia moderna del país, la sociedad mexicana ha adoptado medidas preventivas que si bien no son suficientes sí contribuyen a dar más seguridad a las infraestructuras que desde entonces se construyen.
Las medidas preventivas y los continuos simulacros contribuyen a salvar vidas, aunque la sociedad siga siendo presa fácil de charlatanes que de manera irresponsable difunden rumores que crean inquietud.
Son efectos colaterales de eventos que han puesto a prueba a quienes han sido afectados y que han despertado la solidaridad de millones de personas.
Esperemos que no sea necesaria la intervención de la Naturaleza para despertar nuestra conciencia social. Que baste y que sobre con lo que ya ha ocurrido.