El cáncer de mamá es una realidad que azota a las mujeres morelenses. Tan solo en lo que va del año, de acuerdo a las cifras oficiales, se han detectado 61 nuevos casos. De la prontitud de cada hallazgo depende la vida de las víctimas de la enfermedad, por lo que las campañas de mastografías y otras formas de detección no deben caer en saco roto.
Los tabúes y la indolencia son los principales factores para que las mujeres eviten someterse a los estudios necesarios para determinar si están libres de ese mal.
Sin embargo, el precio que se paga por omitir someterse a un diagnóstico puede ser demasiado alto, tanto para la propia víctima como para su familia y la sanidad pública.
La cultura de la prevención debe prevalecer, en esta y en todas las enfermedades, mientras la ciencia se encarga de estudiar el origen de tantos casos.
La suma de ambas acciones mejorará notablemente la calidad de vida de las mujeres.