Poco a poco comienzan a hacerse visibles los daños causados a la agricultura por el descenso de las lluvias, algo que ya lleva varios años ocurriendo, pero no en la magnitud que ha alcanzado en 2023.
La sequía no ha hecho distingo entre cultivos, pues afectó a todos por igual.
El año próximo será difícil, por la reducción de los volúmenes de agua almacenados para el campo, por lo que, como ya se dijo antes, se requiere desde ahora comenzar a tomar medidas preventivas que mitiguen las pérdidas.
Lo mismo pueden buscarse variedades de plantas que resistan mejor la sequía que mejorar la red de canales, para evitar pérdidas de líquido, o implementar en más superficie el riego por goteo u otras formas eficientes.
Por lo pronto, solo resta conocer la totalidad de los daños y evaluar las medidas paliativas.