Finalmente, las cifras de contagios de dengue comienzan a retroceder luego de largas semanas en las que la difusión de esa enfermedad tomaba impulso por factores naturales pero también humanos.
La falta de cooperación de muchos ciudadanos que impidieron el acceso a su vivienda al personal encargado de combatir la proliferación del mosquito que provoca la enfermedad permitió que el mal se extendiera, algunas veces con resultados fatales.
Afortunadamente la progresión de la enfermedad parece que se frena, pero no es suficiente como para reducir las medidas preventivas.
Se requiere un combate permanente a los potenciales criaderos del mosquito y desde los hogares es donde se debe desarrollar la parte más fuerte de esa tarea.
La convergencia de varias enfermedades contagiosas con síntomas parecidos dificulta el diagnóstico, por lo que la mejor medicina es la prevención.