Aunque los números absolutos podrían no impresionar (sesenta casos entre cientos de miles de jóvenes) las cifras proporcionadas por el Tribunal Unitario de Justicia para Adolescentes son motivo de preocupación.
Las fallas del sistema de procuración de justicia impiden que todos los que delinquen lleguen a un tribunal, por lo que es evidente que la cifra de jóvenes infractores es mucho mayor. Y por eso es revelador conocer que incluso son familiares los que inducen a los menores a incursionar en el narcomenudeo, una actividad para la cual están tan indefensos que terminan en consumidores de su propia mercancía, con los riesgos a la salud personal y social que eso implica.
Todas las instituciones deben involucrarse en revertir esa situación. No somos la primera sociedad que padece esos males pero sí podemos ser de las primeras en las que se combata con eficacia.