Los partidos políticos finalmente se las arreglaron para desactivar la vía de las candidaturas independientes, llena de dificultades y de alto costo para quienes opten por ese camino.
Desafortunadamente, la vía partidista sigue siendo la más amplia y posible para lograr una candidatura a un puesto de elección.
Eso mantiene redituables las maniobras para asignar posiciones de cualquier tipo y vuelve más apetecibles aquellas que tienen posibilidades de triunfo.
La partidocracia ganó la partida a los ciudadanos, pero si finalmente se revisan los mecanismos alternos para aspirar al poder podría obtenerse un equilibrio que redundará en una mejor sociedad y no todo quedará en manos del destino marcado por los partidos.