La creatividad de los políticos que pelean por un bien pagado cargo de elección no tiene límites, por lo que son reales las preocupaciones de las comunidades indígenas por la posibilidad de que de nueva cuenta un impostor ocupe sitios destinados a los pueblos originarios en el próximo proceso electoral.
Aunque es posible que aún el requisito de que esas candidaturas deben ser avaladas en asamblea por las comunidades indígenas, es posible que trate de colarse más un advenedizo, esa medida -dejada sin efecto por el poder judicial federal- es un filtro necesario y como tal debe restituirse.
A pocas semanas de que inicien las campañas, se requiere de mecanismos que frenen los abusos y los excesos, para que las aguas no se desborden sino que permanezcan en los cauces institucionales.