Los hechos violentos de las últimas horas amenazan con dejar fuera de foco el problema reiterado que viven las escuelas públicas en épocas de vacaciones.
Las autoridades educativas pidieron ayer el apoyo de las comunidades, lo mismo padres de familia que vecinos, para que participen en la vigilancia de los planteles.
Esa vigilancia que se pide ha sido por lo general pasiva, sin grandes intervenciones, con los resultados ya conocidos de escuelas saqueadas o fuera de operación por el robo de su cableado eléctrico o de las tuberías de agua potable.
Cuando eso ocurre, los ladrones no solo afectan la infraestructura sino el futuro de la sociedad, porque la formación de los futuros ciudadanos queda incompleta.
Sin dejar de lado los grandes temas, es necesario abordar los aparentemente pequeños y resolverlos de forma colaborativa para paliar la escasez de recursos.