Entre el riesgo de la profesión, y los bajos salarios y garantías laborales, la entidad enfrenta un déficit de policías que no pasa desapercibido.
Las convocatorias de reclutamiento en los municipios no tienen respuesta, mientras las corporaciones locales sobreviven con un número ínfimo de elementos mal pagados y mal armados. Mientras tanto, la delincuencia se robustece.
El recrudecimiento de la violencia y el delito de alto impacto es un fenómeno de alcance nacional. La profesionalización de las fuerzas de seguridad es una asignatura de prioridad en el esfuerzo general por preservar el orden, la paz y el Estado de Derecho. La formación y especialización de agentes es una tarea básica que requiere la disponibilidad de todos los recursos al alcance para hacer realidad la seguridad ciudadana.