Son circunstancias ajenas al interés del transporte las que han movido por muchos años al dirigente de la Federación Auténtica del Transporte a “reventar” escenarios políticos determinados.
Son de sobra conocidas, desde el interior de las mismas líneas del transporte, las formas “gangsteriles” en que se conduce el sempiterno dirigente de una organización cada día más debilitada por ser un obstáculo para el mejoramiento del servicio público en la entidad. Basta ver el precario estado en que se encuentran las unidades de las escasas “Rutas” adheridas a esa agrupación.
Tanto en la Federación Auténtica del Transporte como en Rutas Unidas son inexistentes los procedimientos de sucesión de sus dirigencias. Reducidas cúpulas controlan ambas organizaciones desde hace muchos años, sin provecho tangible para el servicio o para el usuario.
Los nuevos tiempos en la política se confrontan con viejos cacicazgos que reproducen prácticas pandilleras que deben ir desapareciendo.