La militancia original de Morena en la entidad es testigo de las prácticas antidemocráticas con que se han conducido las instancias de autoridad en ese partido, que han colocado en Morelos liderazgos a modo de las cúpulas nacionales que toman las decisiones que tienen que ver con el devenir del partido en el estado.
Los morenistas fundadores de ese instituto político en Morelos han sido relegados de toda participación, y reclaman apertura, cercanía e identidad con los ideales que pregona el Movimiento.
En el presente, y tras el relevo en la dirigencia nacional, persiste el recelo en la búsqueda de la democratización del partido. Autoritarismo y nepotismo siguen siendo prácticas hegemónicas. La institución debe mostrar con realidades que no es como el viejo PRI.