Los programas que fueron presentados ayer, dirigidos a emprendedores como parte de la política de fomento económico, tienen diversos aspectos atractivos y seguramente los morelenses sabrán reconocerlo al participar de manera copiosa en ellos.
El primer aspecto positivo de estos programas de financiamiento es que incluyen a nuevos negocios; es decir, emprendedores que están por arriesgarse para, además de autoemplearse, en algún momento tener la posibilidad de generar alguna fuente de ingresos para más personas y así contribuir a la derrama económica en la entidad.
También es positivo que en otra parte de los programas los conceptos financiables incluyan capital de trabajo y activos fijos; más aún que se piense en los negocios necesitados de liquidez y la adquisición de franquicias, esto último pocas veces visto en programas estatales similares.
Un elemento en el que se deberá poner atención es cuidar que los interesados en estos financiamientos no sean víctimas de grupos o “especialistas” que muchas veces se acercan para “asesorarlos” en la elaboración de los proyectos, y con ello quedarse con un porcentaje significativo de los apoyos.
En otras entidades estos vicios han sido recurrentes y lamentablemente desvirtúan el noble objetivo que persigue este tipo de política pública.