Más bien la lectura de reglas por parte de los árbitros que sancionarán y vigilarán el proceso que antes de la mitad del próximo mes va a estar cocinado. No fueron a que les dijeran –como fue costumbre en el ejercicio priista de siempre-- quién era el bueno, tampoco a generar falsas expectativas. Quien sea el mejor posicionado, el que garantice mayor cantidad de votos, será el candidato.
Asunto sencillo: el CEN que encabeza el cozumeleño determinará de acuerdo con el capital que tenga cada uno de los que se hayan inscrito en la imaginaria lista. Hay nombres que nos parece que lo hacen porque simplemente estando ahí ganan. Otros que conocen del quehacer saben que no les va a alcanzar y gritan fuerte llamando la atención, están los que conocen de números y esperan pacientes la decisión. Claro, esto viene tras un trabajo minucioso, antes de la dichosa reunión. Allá en el CEN tienen claras las condiciones y su realidad. Dicen que por ahí Coldwell habló de la necesidad de colocarse la playera y enfrenar juntos embestidas que a todas luces traen sello oficial. No lo marcó abiertamente pero lo dejó entrever: no se tolerará ningún acto de traición o de ser parte de la operación en contra del PRI. Lo entendieron quienes han sostenido romance con otras fuerzas que le atizaron fuerte al ex presidente de Cuernavaca, Manuel Martínez Garrigós. Lo saben en el CEN y van a dejar que se estire la liga en tanto se ponen, ahora sí, de acuerdo en lo elemental: no pelearse entre ellos.
Ha sido la primera intervención quirúrgica que cure males y cierre cicatrices. Hasta a los que juegan doble o triple papel les dieron chance de seguir nominados --en la nómina de aspirantes, que se entienda-- pero cuentan con el registro de su acción y van a ajustar tras el proceso a mediados de enero.
Pero era la hora que sutilmente se colocara el manotazo sobre la mesa y lo hicieron donde debían –en el CEN-- y quien tenía que hacerlo, el presidente nacional del PRI.
Un tema ampliamente mencionado por los aspirantes fue la equidad. Lo repetían una y otra vez con énfasis, que no haya ventajas para nadie, que el que quiera participar que ponga de límite el día del registro a senadores y diputados federales. No más. Parece ocioso, pero quienes se adelantaron y los que esperaron saben de fechas y reglas. Unos se manejan con estrategia, otro lo hacen por intuición y los hay estrictos con el tiempo que les marca su partido. Así de sencillo.
Al ver la fotografía de la nómina de aspirantes, es claro que sobran varios, algunos son desconocidos por completo, pero las mismas reglas lo permiten si cumplen con las responsabilidades de militantes. No existen argumentos de discriminación, pero la gente común y la clase política (en el CEN lo tienen preciso) saben con qué cuenta cada uno y una. Se acabó con los tiempos de poses y supuestos. Es la hora de la verdad, de enseñar los capitales, porque con el horno no apto para bollos, lo menos que puede hacer un CEN dirigido por un hombre experimentado, pragmático y sin mayor atadura que la institucionalidad (y obvio la consulta con quien será el candidato, Enrique Peña Nieto) es imponer a quien no deba.
Una cosa es ser cortés, otra cortesano. Una cosa es conocer las tripas del aparato priista y otra contar con capital en esta contienda. Se sabe que hubo quienes tenían bajo la manga una o dos últimas cartas que llevaron, las jugaron y ahí las dejaron. Todos vieron qué figura tenían, se limitaron a que el árbitro solamente tomara registro. Este ejercicio es natural en esta clase de cónclaves, a jugarse el todo por el todo, pero es sabido que cuando hay dirigencia, sea municipal, estatal o nacional, es menos complicado hacer las cosas. El problema grave que vivió el PRI en los años pasados fue que cada una de esas instancias caminaba por su lado, estupefactos ante la caída del 2000 y la repetición del 2006. En el 2009 muchos no se la creyeron, se han mantenido, han tenido los resultados a favor, y dónde han perdido es porque se obstinan en colocar candidatos menor posicionados a los naturales. El Caso Morelos no se va a determinar porque a tal o cual les cae mal fulano, porque no ha hecho negocios con ellos o no se los permite, o son demasiado voraces. El reflejo se traduce en andanadas tan intensas como su animadversión. Es donde entran factores que hemos mostrado una y otra vez, lo que hace el tema en una conspiración que pareciera dura y artera, pero prevista esta elección para ser la más sucia de todas, se entiende que los misiles lleven pólvora, clavos, balines y mucha mermelada (en Zacualpan las hay, de calidad y duraderas), tanta que para desazolvar el aparato tras su uso se va a requerir expertos venidos del medio oriente o el lejano oriente que le hallen. De lo contrario, los artefactos usados para su fin, de no salir, los entierran o avientan a la barranca más profunda.
Otro punto que no es justo evitar es que hasta los poco o nada conocidos de la nómina a la gubernatura ya ganaron. A lo mejor una regiduría que mejor merece una o un militante activo, presente y vigente todos los días, o ya ganando un distrito local para competir.
En tanto, viene un presunto impasse navideño, de Reyes y anexas. Este diciembre que ambientalmente es crudo, políticamente calienta hasta a un nórdico.