Sin embargo, no por repetitivo es un hecho que debe aceptarse.
Destruir documentación oficial, mobiliario, equipo y aún así bloquear el libre tránsito son conductas inaceptables.
La fuerza de la multitud no debe sobreponerse a la fuerza de la ley.
Las autoridades locales, justificadamente temerosas, dejarán sin sanción todo lo ocurrido ayer, pero eso incubará nuevas acciones que en cualquier momento afectarán más dramáticamente a todos aquellos que son ajenos a la causa que de esa forma se reclama.