La educación privada tiene su símil en la Unión Nacional de Padres de Familia, con la representación de intereses distintos y una influencia que llegó a su clímax con los gobiernos panistas.
En Morelos, una vez más la primera de las organizaciones citadas ha dejado de operar, sin que a nadie parezca importarle.
La autoridad educativa ha dicho que serán otros mecanismos los que permitan la injerencia de los padres de familia en las escuelas públicas, sobre todo para asumir las nuevas funciones que les depara la reforma educativa.
Sin embargo, esas responsabilidades son arduas porque están encaminadas a sustituir funciones de la autoridad, por lo que la falta de una organización puede dificultar en algún momento la defensa del derecho a la enseñanza pública, objetivo de las reformas aprobadas en la Legislatura federal anterior.