Los atropellamientos no distinguen -según los datos oficiales- ni sexo ni edad u ocupación. No hay un patrón de víctimas por lo que el llamado d alerta debe llegar a toda la ciudadanía en general.
Las autoridades de salud atribuyen los terribles accidentes que nos ocupan a descuidos de los conductores, lo que significa que una parte importante de ese centenar de muertes que llevamos en el transcurso del año pudo evitarse.
Sin embargo, decenas de hogares han sido innecesariamente enlutados por ese abandono.
Se requiere hacer algo efectivo para frenar esa macabra estadística.