El alcalde suplente recogió el sentir popular y promovió acciones que evitaron la llegada nuevamente de Toledo Hernández, pero al enfrentar graves problemas de salud dejó la responsabilidad en el síndico, que finalmente ha declinado de la lucha jurídica.
En esta historia se menciona que funcionarios estatales presionaron a los miembros del cabildo para que dejaran de oponerse, lo cual suena a grave injerencia.
Como sea, alguien deberá cargar con la culpa por los daños que el restituido alcalde pueda causar -sobre todo en las finanzas públicas- al estar nuevamente en posición de manipular las cuentas, un objetivo que se antoja lógico ante la insistencia por ocupar un cargo al que sólo le quedan algunas semanas de vigencia.