Luego de que los responsables del agro morelense se dedicaran a culpar únicamente a la sequía, los productores agrícolas han buscado todos los foros posibles para hacer sentir su reclamo, pero ante la incapacidad de mediación, hoy pretenden afectar a un gran porcentaje de la población de la entidad, ajena -para colmo- a ese conflicto.
No es el primer caso de una crisis nacida de la falta de respuesta, pero debería ser la última si se castiga a quienes con su negligencia provocan la radicalización de los conflictos.