La inseguridad que no cesa es el reclamo más sentido de la población, por la gran cantidad de hogares que han sido enlutados en los casi cuatro años del actual gobierno.
Sin embargo, ese grave panorama no es suficiente para que el gobernador Graco Ramírez asuma su función y resuelva los reclamos de la ciudadanía. Al contrario, su omisión se ha agravado en los últimos meses -un poco por el temor a enfrentar a los morelenses en sitios no controlados por su aparato de seguridad, y también por su campaña política emprendida con recursos públicos.
Entre la promoción a lo que queda de su partido -el PRD, con votantes reducidos luego de la creación de Morena- y a sus "aspiraciones presidenciales- ha terminado por dejar en el abandono a la entidad.
Simplemente ayer en las redes sociales promocionó su viaje en avión a Oaxaca, acompañado de aquel al que colocó al frente del perredismo morelense, para unirse a la campaña electoral del aquel estado.
Si hubiera hecho una gran labor en Morelos, nadie le reprocharía que se ausentara de vez en cuando, pero ni ha sabido sacar adelante la entidad -al contrario, la hundió por la enorme corrupción de su familia, que indebidamente ejerce el poder- y ni siquiera es un activo para el partido que le ha solapado todos sus excesos y arbitrariedades.
Por eso es cada vez más evidente la necesidad de que el Consejo de Participación Ciudadana sea convocado y entre en vigor plenamente la ley en la materia, para disponer un contrapeso que ayude a sacar a la entidad del atolladero en que se encuentra.