Los abogados que han perdido la vida de forma violenta en la actual administración llegan desde ayer a 17. Esas cifras son alarmantes para todos menos para el gobernador Graco Ramírez, quien junto con sus cómplices se esfuerza en llenar la entidad de discursos sobre la vida color de rosa que él cree ver, pero que sólo existe en las páginas de los periódicos oficiales, porque la realidad se ha encargado de teñir de rojo las calles y los hogares de cientos de familias.
Y en lugar de destinar recursos para mejorar las cosas, Ramírez Garrido los emplea para enriquecerse y para pagar los ataques a los que considera sus enemigos.
Sin embargo, la soberbia que lo mueve lo ha llevado a cometer errores que comienzan a costarle caro.
Lástima que mientras tanto la sangre corra aún más.