Es probable que ese retraso dé armas a los señalados, pero por lo menos les dará un motivo de preocupación, luego de los años que han gozado (literalmente) de una impunidad que sólo ha sido mal ejemplo y causa de demasiados males para la sociedad morelense.
Aplicar castigos a quienes se lo han merecido mandaría un mensaje de aliento a los ciudadanos que hoy ven impotentes el saqueo desmedido que Graco Ramírez hace de los recursos públicos, porque demuestra que tarde o temprano se hará justicia.