Ahora se ha anunciado que se pagará a una empresa privada para plantar miles de árboles en compensación por los derribados. De antemano eso significa un negocio para alguien que los ciudadanos deberán pagar a través del erario.
Pero también suena a que no hay garantía de que la acción contratada se realice con efectividad. Hasta hace no mucho, era el gobierno el que se encargaba de esas acciones y no era necesario destinar presupuesto para que alguien gane, además del costo de la siempre de árboles.
Por lo menos habrá que esperar a que las autoridades vigilen y los árboles que vienen suplan a todos aquellos que cayeron en manos de una modernidad que quizá no lo sea tanto.