Se sobreentiende que todas las mujeres deben ser respetadas, pero si quienes tienen el privilegio de haber sido elegidas en las urnas no pueden sustraerse a la violencia que determinados hombres con poder ejercen sobre ellas, menos lo harán el resto de sus congéneres.
Más e la mitad de la población de Morelos está constituida por mujeres, pero ni siquiera por un posible rendimiento electoral son capaces esas autoridades misóginas de refrenar sus primitivos impulsos que les han llevado a agredir de casi todas las formas posibles a sus compañeras de cabildo.
Ojalá que las afectadas cuenten con el suficiente apoyo como para someter a proceso a sus agresores.