Es ya común hablar del “pago de piso” en la entidad, desde empresas de capital regular hasta tendajones. En unos casos lo hacen ramas de grupos criminales, en otras pandillas regionales que aprovechan el entorno de temor y no faltan los ocurrentes, ex o empleados, incluso familiares, que buscan dinero fácil. Pero el grupo que sea, le cambia el estatus a toda una familia y comienza a ser común no la intención de irse a otro lado sino que lo hagan. Es esta una parte que las autoridades no mencionan, que no tratan, que lo conocen a fondo y se escudan en un imbécil argumento: “no hay denuncia, por lo tanto no podemos actuar”.
Hace mucho que la sociedad de Morelos perdió la confianza en sus autoridades (ojo Graco, esto no es vacilada) como también ya llovió en que se trague cuentos chinos. Asimismo, lo percibimos, el plazo de los 18 meses, “el añorado año y medio de don Graco”, diría un amigo comerciante, es una expectativa con muy buena recepción a la que ya le cuentan nueve días, porque sin sentirlo ha pasado más de una semana. Y así vuela el tiempo.
Nos encontramos en la información con un artero crimen en contra de una empresaria de los rumbos del Paseo Cuauhnáhuac, zona golpeada inclementemente por la delincuencia, por cierto. La acribillaron vil y cobardemente. Según lo que escuchamos en las noticias era una persona estimada y reconocida por su enjundia en el trabajo, que fue emplazada por criminales para que les diera parte de sus ganancias, así por así, en el famoso “pago de piso”. Al parecer se negó y vino la muerte. Eso es en el primer aviso, aunque pudiesen existir otras razones que ya la autoridad tendrá que informar, si es que les preocupa hacer, ya, aunque sea una.
No hace mucho, por esos rumbos, otra comerciante fue visitada por agentes de la Policía Federal Preventiva (PFP) con una presunta orden de aprehensión en su contra. Llegaron uniformados hasta el negocio, se identificaron y le dieron parte a la dueña. Una cámara los grababa. Ella los acompañó y les solicitó hacer una llamada a su esposo. Ellos le dijeron que el asunto “tenía arreglo”, que les diera 200 mil pesos y dejaban sin efecto la orden. Ella solicitó comentarlo con su marido. Él aceptó. Fueron a su casa cerca del Fraccionamiento Sumiya, en tanto el esposo daba parte a la misma comandancia de la Policía Federal Preventiva y elementos de ésta capturaron en flagrancia a sus compañeros. Por cierto, la patrulla extorsionadora estaba implicada en la persecución a balazos a los agentes de la CIA y el oficial de la marina en Tres Marías, pocos días atrás. La impunidad en su máxima expresión.
Dos tipos de criminales extorsionadores: Los que salen de las sombras y cobran o matan, y los que uniformados roban con “todas las de la ley”.
Bueno, no se escapan los comerciantes de la mano de la delincuencia, ya sea organizada o común. En este espacio ya lo dijimos, lo de los secuestros y ejemplos como los de Tezoyuca, Acatlipa, Xochitepec, Puente de Ixtla, Yautepec, Tlaltizapán, Jiutepec, Zapata y anexas.
La señora arteramente asesinada vivía en Tarianes, tenía su negocio en el bulevar más importante y comercial de la entidad. Ahí mismo conocemos de dos casos, amigos ambos, que sus negocios les fueron saqueados por completo por tracto camiones y muchas personas en unos instantes por la noche, dejándolos prácticamente en la calle. Se los acabaron. Y no había amenaza por medio, nada más la segura complicidad de autoridades.
¿Quién va a denunciar si no existe una sola garantía de confidencialidad y, menos, que los delincuentes los lastimen? Esa es la desconfianza que hablamos. ¿Cómo recobrarla? Si alguien lo sabe, que nos lo diga y verdad de Dios que lo compartimos. Es uno de los tantos asuntos graves, más allá del glamour y la golosina de ir llegando a una responsabilidad. Mañana son ya diez días y quedan 530 con el reloj en la mano. Hoy a contracorriente del clamor de nuestro querido amigo Carlos Reynaldos de “¡Basta de realidades, queremos promesas!”, lo único que debe cumplirse es con una entidad cuya sociedad tiene la leve esperanza del cambio. Con eso y mucha acción con mejor disposición, algo se logrará. En este caso no hay “luna de miel”, de inmediato a trabajar, la realidad no da para más.