Con casi 50 mil seguidores cuando asumió el cargo de gobernador, Graco bien pudo haber sido considerado un adicto al Twitter, pues mientras la mayoría de los políticos lo utilizan como medio de difusión de sus actividades oficiales y no lo manejan directamente, Graco manipula personalmente su aparato telefónico, lo que tiene sus ventajas y desventajas.
Como ventaja podríamos anotar que era un excelente conducto para comunicarse con el gobernador. Si usted quería hacerle llegar un mensaje al jefe del Ejecutivo morelense, sólo tenía que enviar un mensaje a @gracoramirez, con la seguridad de que el contenido sería visto por el dueño de la cuenta. Que le contestara ya era otra cosa, pero el mensaje llegaba.
Pero la adicción de Graco al twitter llegó a convertirse en un verdadero problema para su equipo de trabajo más cercano. Y es que no es lo mismo que el titular de la cuenta sea un aspirante a un cargo de elección popular que el titular de uno de los tres poderes del estado en una entidad federativa.
Como candidato Graco se pasaba todo el día “tuiteando”, lo mismo de asuntos importantes que intrascendentes. Su especialidad era la crítica a los partidos que gobernaron Morelos antes que él, y en cada uno de sus mensajes se ofrecía como la solución a todos los problemas.
Ya desde ese tiempo tenía lo que después serían conocidos como “Gracobots” que eran cuentas falsas que felicitaban al mandatario por cada acción que realizaba, y otros tantos se encargaban de replicar los mensajes hasta hacerlo viral.
Quien lo seguía en Twitter, terminaba convencido de que votando por él se acabarían todos los problemas de Morelos. Muchos por eso votaron por Graco el primero de julio del 2012, y otros tantos porque no vieron buenos candidatos en los demás partidos.
A partir de ese día los “tuits” de Graco fueron con tono eufórico. Según su cuenta, el primero de octubre del 2012 Morelos tendría un renacimiento y 18 meses más la delincuencia estaría acabada.
Esos tuits ya no están en su cuenta, pero algunos ciudadanos tuvieron la precaución de tomarle fotografías. Aunque a finales del 2014 Graco cambió su discurso y dijo que el plazo establecido fue para tener lista la estrategia que acabaría con la delincuencia, su cuenta de Twitter lo delata.
La adicción del gobernador de Morelos al Twitter causó graves problemas, sobre todo en los primeros meses de gobierno. En materia de seguridad, cada vez que la entonces titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) Alicia Vázquez Luna, le comunicaba algo, el mandatario de inmediato lo tuiteaba.
Así, por ejemplo, los “followers” de Graco vieron mensajes como: “No se alarmen por el sonido de las sirenas, estamos persiguiendo a unos delincuentes que intentaron rescatar a uno de sus compañeros del Hospital Parres”.
Nadie olvida aquel episodio de un engaño telefónico que hizo creer a todos que unos niños del kinder “Abejitas” habían sido secuestrados por sicarios. Fue el propio gobernador quien comenzó a difundir la versión de que se trataba de un secuestro provocando una verdadera psicosis y que todos los medios nacionales pusieran su atención en Morelos. Al final “se cayó la nota” y tanto el secretario Jorge Messeguer como la secretaria de Seguridad, Alicia Vázquez Luna, tuvieron que salir a aclarar que nunca hubo secuestro.
Los secretarios de gabinete tuvieron muchas dificultades por esa costumbre del gobernador de vivir pegado a su aparato telefónico, pero sobre todo porque daba por ciertos todos los mensajes que recibía por esa vía. A la medianoche, los secretarios de gabinete eran despertados por el gobernador para preguntarle por algún tema que había visto en Twitter.
No se sabe si fue a petición de todos los secretarios de gabinete o solamente a petición expresa del segundo titular de Seguridad Pública, Jesús Alberto Capella Ibarra, el hecho es que Graco ya no volvió a tuitear nada sobre los operativos policiacos y rara vez se enfrasca en debates vía Twitter con “trolls”, lo que antes era de todos los días.
Pero después fue su esposa, Elena Cepeda de León, quien estuvo a punto de caer en el mismo error que Paulina, la hija de Peña Nieto que llamó “prole” a quienes criticaban a su padre.
Aquí no se llegó a tanto. En respuesta a un tuitero que le recordó la abucheada que recibió la pareja gubernamental al término de un exclusivo evento de Tenis en el Hotel Sumiya, la presidenta del DIF contestó con un “Se desgañitan, es que no estaban acostumbrados a este tipo de eventos”.
A partir del tercer año Graco sólo utilizaba su twitter para dar mensajes oficiales y subir fotos de sus eventos, aunque al final del sexenio le resultó contraproducente.
Por ejemplo, había un tuit en el que Graco aseguraba que el dinero recaudado por la venta de boletos para el concierto de Plácido Domingo en Tequesquitengo se destinaría a la construcción de un centro de rehabilitación para niños con discapacidad. Pasaba el tiempo y no aparecía el centro de rehabilitación, hasta que a finales del sexenio lo comenzó a construir, pero no con dinero del concierto.
Pero sin duda el día que la pareja real odió a Twitter fue cuando se hizo viral que se estaban robando los víveres que llegaban a la entidad provenientes de todos los estados para ayudar a los afectados por el temblor del 19 de septiembre.
Cuando quisieron reaccionar el tema ya se había hecho internacional luego de que artistas de renombre lo habían replicado. De nada sirvió que Alberto Capella saliera con sus videos explicando que lo único que estaban haciendo era “canalizar” los tráileres hacia donde se requerían los productos que cargaban, pues el hashtag #roboComoGraco ya era “trending topic”.
La señora Elena tuvo que cerrar su cuenta de Twitter por algunos días porque eran miles de insultos los que recibía de los usuarios de esa red social.
Ahí aprendieron que las redes sociales te hacen, pero también te deshacen.
HASTA MAÑANA.