Es de humanos equivocarse y el gobierno no debería descartar una disculpa pública a los dos jóvenes estudiantes del Instituto Tecnológico de Zacatepec y sobre todo a sus padres, por haberlos acusado injustamente de participar en el asalto al dinero que estaba destinado a los beneficiarios del Programa “65 y Más” en el municipio de Yautepec.
Lo anterior, luego de que se demostró ante una jueza que el único pecado que cometieron Erick Bernardo y su compañero Oscar Gerardo fue haber pasado por el lugar justo cuando acababa de ocurrir el asalto, que por cierto sigue impune.
Como se recordará, cinco o seis sujetos armados asaltaron a los encargados del programa social para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, en las oficinas "La Plaza Las Américas", en San Carlos municipio de Yautepec, con una afectación económica superior a los 150 mil pesos.
El ilícito ocurrió minutos después de las 13:00 horas del 14 de agosto del 2019 a manos de delincuentes que viajaban en un automóvil Pontiac, color negro, con las placas tapadas, según refirieron las personas de la tercera edad que vieron con terror como se bajaron los sujetos con armas largas, sometieron al único policía que cuidaba y se fueron sobre los empleados de la Secretaría del Bienestar (antes Sedesol) que estaban repartiendo el dinero.
Colocaron el dinero en bolsas y salieron corriendo para abordar el auto Pontiac que arrancó a toda velocidad con rumbo a Cuernavaca. Según el policía, además del coche también participaron los ocupantes de una motocicleta color blanco con verde.
El asalto causó indignación pues se estima que había por lo menos 300 personas de la tercera edad en espera de recibir el apoyo económico de dicho programa y se quedaron sin recibir nada en medio del temor y muchos de ellos sufrieron crisis nerviosa al pensar que pudieron haberles disparado.
Horas después, trascendió que la Policía ya había detenido a los responsables, y la gente esperaba ver a los cinco sujetos que huyeron en el Pontiac, con todo y maletas llenas de dinero. Pero no fue así, lo que vieron fue a dos jovenzuelos “muertos de miedo” y visiblemente golpeados.
Se informó que se trataba de Oscar Gerardo, de 26 años, con domicilio en la colonia Rubén Jaramillo, de Temixco, y Erick Bernardo, de 24, vecino de la Prohogar, en el municipio de Emiliano Zapata.
Pero había algo que no cuadraba: los supuestos asaltantes eran dos estudiantes del Instituto Tecnológico de Zacatepec, uno de ellos recién egresado y el otro en el último semestre, sin antecedentes penales, sin vicios y miembros de dos familias de bien. Obviamente no había armas ni largas ni cortas, mucho menos maletas con dinero.
La realidad se demostraría una semana más tarde. Los estudiantes de ingeniería civil Oscar Gerardo y Erick Bernardo salieron muy temprano bordo de una motocicleta para ir hasta la ciudad de Cuautla, donde uno de ellos finiquitaría su relación laboral en una empresa pues ya tenía un ofrecimiento de trabajo más cerca y con mejor sueldo.
“Llegó a las 8:00 horas pero no tenían los documentos listos y le pidieron que regresara y tuvo que esperar hasta las 11:00 y a las 11:52 horas salió y de inmediato emprendieron el viaje de regreso. Cuando pasaron por la colonia San Carlos, había mucha gente pero no había policías o patrullas, sin embargo se dice que los persiguieron, pero la moto que conducen no es de carreras y jamás vieron que los siguieran y mucho menos que les hicieran alto. Recorrieron más de 16 kilómetros hasta la altura de La Joya, que fue cuando los detuvieron, si fueran culpables no hubieran salido por la carretera”, dijo don Bernardo, padre de uno de los jóvenes, a medios de comunicación que lo entrevistaron a las afueras del Tecnológico de Zacatepec.
El caso llegó a las manos del abogado penalista (ex agente del Ministerio Público) Said Basave Gómez, quien se encargó de recabar todas las pruebas posibles para demostrar la inocencia de los muchachos.
La principal prueba fue los propios videos del C5, donde se vino abajo la versión de los elementos de la Comisión Estatal de Seguridad Pública. Ellos decían que nunca perdieron de vista a la moto y que la alcanzaron hasta La Joya, con el apoyo de otra patrulla.
Sin embargo, la cámara de videovigilancia ubicada en el crucero de Atlihuayán mostró que los jóvenes iban a una velocidad normal.
La realidad es que fueron los elementos destacamentados en la entrada de Jiutepec los que se percataron de la presencia de una motocicleta verde con blanco con dos sujetos a bordo y asumieron que se trataba de los asaltantes reportados vía radio media hora antes. En el video de La Joya jamás se ve que venga una patrulla persiguiendo a la motocicleta.
Aunado a lo anterior, la defensa demostró que los jóvenes nunca se desviaron de su trayecto, desde que salieron de Cuautla hasta que llegaron a La Joya, y que estaba totalmente justificada su presencia en aquella ciudad.
Ante las evidencias, la jueza Leticia Damián ordenó su libertad por falta de elementos para procesar. Ya para ese momento, decenas de familiares y vecinos de los jóvenes encarcelados esperaban afuera de la sala de audiencias el veredicto. Entre lágrimas de alegría y bendiciones Oscar y Erick abandonaron la cárcel la tarde del miércoles.
Y del Pontiac, los sujetos con armas largas y los más de 150 mil pesos de los “viejitos” de Yautepec, nada se sabe.
Por eso decimos que el gobierno debe considerar la posibilidad de ofrecer una disculpa pública a los jóvenes y sus familias. Con eso se demostraría que no hay intención de fabricar delincuentes y que los policías actuaron en cumplimiento de su deber (aunque sí les dieron algunos golpes innecesarios). Los fiscales, por su parte, sólo continuaron con el trabajo que les dejaron los policías.
HASTA MAÑANA.