Así lo comenta “Pancho”, un ex trabajador de Luis Edgardo Gómez Pineda (quien falleció en agosto del 2009 por una enfermedad pulmonar) que sigue viviendo en el circuito del Lago de Tequesquitengo.
Sin temor alguno sostiene: “el intermediario era el licenciado Malagón, quien trabajaba con Diego Fernández de Cevallos. El gobernador Sergio Estrada Cajigal les prometió que si lo sostenían en el cargo les regalaría terrenos en Tequesquitengo, de los del Fideicomiso”.
A trece años de distancia su comentario ya no tiene implicaciones legales. Sergio Estrada Cajigal está fuera de la política, Luis Edgardo murió y no hay forma de comprobar qué ministros aceptaron el regalo.
Sin embargo, todo parece concatenarse en esta historia, cuando el Partido Acción Nacional estaba en el poder y combinaba la religión con el ejercicio de gobernar.
En junio de 2008 se publicó en un medio de circulación local una fotografía en la sección de sociales: aparecía Diego Fernández de Cevallos cargando al hijo de Luis Edgardo Gómez Pineda, y a un lado el ex gobernador Sergio Estrada Cajigal Ramírez en una ceremonia religiosa, específicamente un bautizo. Es una imagen que dice más que mil palabras, o más bien dicho, que confirma una red de complicidades y cobro de favores.
Según los datos que acompañaban la fotografía de Margarito Pérez, “el jefe Diego” estuvo en Cuernavaca para ser padrino del primogénito de Luis Edgardo Gómez Pineda, quien fuera Consejero Jurídico del entonces gobernador Sergio Estrada Cajigal.
Habrá que recordar que SECR enfrentó un juicio político iniciado por un grupo de abogados encabezado por Carlos de la Rosa Segura, el cual fue declarado como procedente y remitido al Tribunal Superior de Justicia para su determinación en calidad de Jurado de Sentencia.
Fue entonces cuando surgió la figura de Luis Edgardo Gómez Pineda, quien se autonombró “escudero” del gobernador (así lo declaró en la prensa), dedicando tiempo y recursos que debía ocupar para el funcionamiento de la Consejería, como si fuera un despacho particular al servicio de la defensa del gobernador en turno.
Así, cuando se suponía que el gobernador ya había sido declarado culpable de diversas irregularidades por el Congreso local, y que el Jurado de Sentencia debía únicamente emitir la sanción correspondiente, los magistrados del Tribunal Superior de Justicia emitieron un resolutivo en el que exoneraban de plano al mandatario estatal.
Pero antes de eso, una suspensión provisional otorgada por el ministro Sergio Aguirre Anguiano le permitió a Sergio Estrada Cajigal sostenerse como gobernador y seguir pagando su defensa con los impuestos de los morelenses.
Y lo que son las malditas casualidades: los magistrados que se encargaron de hacer esa resolución a la postre obtendrían una ratificación en el cargo. El presidente de ese tribunal obtendría la presidencia por otros dos años gracias a los votos de los cuatro magistrados que fueron ratificados y otros cuatro que llegaron a la magistratura gracias al voto de los diputados panistas. Sí, estamos hablando de Ricardo Rosas Pérez.
También por casualidad, el hombre que le sirvió de escudero obtuvo la máxima calificación en el concurso para obtener la patente de notario, consideradas desde siempre, aquí y en todo el país, graciosos premios del gobernante en turno para sus más leales colaboradores.
Hasta ahí la historia de dos de los que aparecen en la fotografía que permanece en la hemeroteca (bueno, no aparece “el escudero” pero si su primogénito, en brazos de la que suponemos era la joven esposa del jefe Diego. No hay que olvidar que en aquellos días se mencionó con insistencia en los círculos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que la suspensión provisional otorgada por el Ministro Aguirre Anguiano no se debió a los buenos oficios del abogado Gómez Pineda, sino a la intervención del influyentísimo senador Diego Fernández de Cevallos, cuya fama de político-litigante es ampliamente conocida.
Ahora si ya tenemos la historia de todos los que aparecen en la fotografía publicada en aquel junio de 2008, Por si fuera poco, hay otro dato digno de mencionar: la escena se desarrolla en una ceremonia religiosa, específicamente una misa católica. ¿Y qué tiene que ver la Iglesia en todo esto? Bueno, pues no hay que olvidar que, cuando el grupo de abogados acudió a la Suprema Corte de Justicia a entrevistarse con el ministro Aguirre Anguiano para solicitarle que emitiera un veredicto apegado a derecho, el rubicundo hombre de leyes les contestó: “Pídanle a Dios que todo salga bien en este asunto”.
Sí, el ministro de la Suprema Corte que alguna vez fue regidor de Guadalajara por el Partido Acción Nacional formaba parte de ese grupo de jurisconsultos enquistados en el máximo tribunal del país, que provenían de la llamada “ultraderecha”. Su máximo representante fue Mariano Azuela Huitrón, quien precisamente era presidente de la SCJN cuando le brindaron protección a Sergio Estrada Cajigal. Ese ministro es el mismo que por esas fechas vino a la Universidad La Salle de Cuernavaca a reunirse con un grupo de magistrados y jueces, tanto federales como estatales, para hablar de “la misericordia de Dios” y que tenían por costumbre santiguar los expedientes antes de emitir una sentencia.
La organizadora de esa reunión fue la magistrada Leticia Taboada Salgado, quien encabezaba a un grupo de magistrados y jueces estatales que profesan abiertamente la religión católica.
Como ya todos sabemos, Sergio Estrada Cajigal logró terminar su sexenio sin ningún problema y hoy vive de sus rentas.
Quien esto escribe ha tratado en vano de conseguir -vía solicitudes de información pública- pruebas de que ministros de la Suprema Corte o sus allegados adquirieron terrenos del Fideicomiso Lago de Tequesquitengo, pero nadie tiene una base de datos de los propietarios del llamado “mar de Morelos”.
Así las cosas, el tema de los terrenos de Tequesquitengo que el gobierno de Morelos regaló a los ministros que ayudaron a Sergio Estrada Cajigal, seguirá siendo un mito.
HASTA EL LUNES.