¿Ya se dieron cuenta que un fenómeno similar se está dando en los tres poderes del estado?
La disputa por el poder se da en todos los ámbitos. La búsqueda de mejores condiciones económicas y sociales es una característica del ser humano que no tiene nada de malo, el problema es que casi siempre deriva en una obsesión por mantener el poder a costa de lo que sea.
Ya dijimos en una columna anterior que la detención o abatimiento de un capo, aunque mediáticamente sirve a un gobierno, en términos prácticos a quién está beneficiando es a su competidor o a su segundo de a bordo (lugarteniente le dicen).
Ayer comentábamos en este mismo espacio que durante años la estabilidad social de Morelos se la debimos a Arturo Beltrán Leyva, el poderosísimo capo que mantenía a raya tanto a la competencia como a la delincuencia común, y que tras su muerte surgieron pequeños “cartelitos” que se han estado matando entre ellos.
Este fenómeno se agudizó en los últimos días, pues tras la detención de “El Carrete”, el Cártel Jalisco Nueva Generación comenzó una arremetida sin precedentes para quedarse de una vez por todas con el negocio de las drogas en Morelos y Guerrero.
Suena feo compararlos, pero también en los tres poderes del estado hay “reacomodos”.
Al interior del gobierno estatal se habla de varios grupos que se disputan el derecho a decidir sobre determinados contratos. Hay “patadas bajo la mesa”, intrigas, filtraciones, todo un cochinero.
Mientras tanto en el Congreso local, es evidente que no hay liderazgo. Ahí también hay varios “cartelitos” a los que no les alcanza para llegar al poder absoluto, y por eso han hecho alianzas que luego desbaratan según su conveniencia. ¿Ideología política? eso no les importa en lo más mínimo.
Los 20 diputados de la actual legislatura traen una guerra en la que todo se vale.
Ya vimos el pasado domingo cómo la diputada Tania Valentina Rodríguez pronunció un discurso exageradamente fuerte en contra del Poder Ejecutivo y del diputado federal Jorge Argüelles. Encabezó un grupo de siete mujeres para quejarse de “violencia política” y ella en su discurso utilizó palabras que bien podrían ser consideradas en la misma tesitura si nos ponemos en un plan defensor de nuestro género.
Afortunadamente se dio cuenta a tiempo y cambió la palabra “hijastro” –que venía en su discurso escrito- por hijo, pero muchos medios se basaron en ese documento y así lo difundieron. Pero “lacras”, “fuereño”, “desarraigado” “descarado” y “misógino”, son palabras que “adornan” su discurso y que ya hubiéramos querido ver cómo reaccionan su hubiese sido al revés.
Y bueno, les dijo miserables a sus compañeros diputados y diputadas, “miseria no sólo económica sino moral e ideológica”. La teoría política dice que los discursos son efectivos cuando provocan reacciones, y si nos atenemos a ese parámetro la señora diputada se sacó un diez, pero si vamos a hablar de respeto al género pues la señora diputada no puso el ejemplo.
“Se me hace muy grave y delicado trasladar una estéril lucha de sexos en la labor legislativa. No es que no exista violencia política hacia las mujeres, pero la denunciante se sabe poseedora de un arma moral e ideológica al querer (mal) aplicar la ideología de género en el Congreso. Tachar de que son sólo los varones (que ella misma impulsó una ley para ya no utilizar ese término y aun así lo usó en tribuna) divide más quedándose ella con el pedazo más grande que es la mayoría de mujeres en la legislatura sugiriendo que la calidad de mujer les da la gracia divina y anula la posibilidad de equivocarse o ser corrompidas. Es evidente que busca en el género escudarse ante cualquier postura en contra de su voluntad”, escribió en su muro de Facebook Rafael Idiaquez, poseedor de una cualidad innata para usar las palabras adecuadas cuando se trata de describir una situación política.
Dicho de otra manera, Tania es biológicamente hembra, pero políticamente un macho irredento.
Y como sus compañeras no se ponen de acuerdo, la diputada petista se sacó de la manga que ella continuará al frente de la Junta Política del Congreso, lo que le da la posibilidad de usar el aparato de comunicación del Congreso para difundir una supuesta amenaza y un “atentado” , hechos que primero fueron difundidos en redes y medios, antes de presentar la denuncia correspondiente al Ministerio Público.
Pero en tiempos de “reacomodos” todo se vale.
Así llegamos al Poder Judicial. En el Tribunal Superior de Justicia, nuevamente fue suspendida la sesión de Pleno programada para este lunes, luego de que un grupo de nueve magistrados condicionó su asistencia a que la magistrada presidenta del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), Carmen Cuevas López, convoque a las sesiones con antelación y les entregue información de manera oportuna de los asuntos que se verán en Pleno para que puedan opinar, debatir y votar.
Los magistrados están divididos nueve contra nueve y aparentemente el tema que los divide es la conformación de un órgano que viene a sustituir al Consejo de la Judicatura, pero en el fondo es el pretexto para comenzar a hacer alianzas y deslindes con miras a la elección del titular del Poder Judicial en mayo próximo.
Como verán, los protagonistas son diferentes, pero el fin que se persigue es el mismo. La política es como una obra de teatro en el que sólo cambian los nombres, pero los personajes (el protagónico, el co-protagónico, el antagónico, etc.) se mantienen intactos.
Ya ven, hasta en los medios de comunicación hay reacomodos. Los que alguna vez eran oficialistas a morir, hoy se unen para armar un equipo (alianza estratégica le llaman) para criticar al gobierno estatal. Será divertido ver cómo abordan temas álgidos sin afectar la figura presidencial, atacar al gobierno estatal (pero sólo a uno que otro) y poner a algunos Ayuntamientos como ejemplo de eficiencia y probidad.
HASTA MAÑANA.