Aquella mañana del 16 de octubre del 2019 los funcionarios de la Secretaría de Seguridad Pública de Cuernavaca recibieron la orden de presentarse en la Sala de Juntas del titular, sin decirles cuál era el motivo. La petición provenía de Juan David Juárez López, encargado de despacho de la dependencia tras la repentina renuncia de José Guadalupe Ávila Gil, a principios de agosto.
Uno a uno fueron llegando y tomaron su lugar en “la herradura” formada con los tablones con mantel azul. “Van a presentar al nuevo secretario”, era el mensaje que se pasaban unos a otros en voz baja como si se tratara del juego del “teléfono descompuesto”.
El cuchicheo fue interrumpido por el ruido de la puerta que se abrió para dar paso al encargado de despacho, seguido de un hombre alto, blanco, lampiño, con cabello grisáceo. Ambos vestían impecable traje y corbata.
“Buenos días a todos, les voy a presentar al licenciado Norberto Vigueras Beltrán. Por instrucciones del presidente municipal Antonio Villalobos Adán, viene a asumir el cargo de secretario de Seguridad Pública”, dijo Juan David.
Así, en una reunión en la que estuvieron presentes mandos medios y superiores de la institución, Juárez López deseó éxito al nuevo funcionario, con la encomienda del alcalde de Cuernavaca, Antonio Villalobos, de cumplir y hacer cumplir la ley y dar resultados inmediatos en las tareas sustantivas de la corporación, teniendo como prioridad la prevención del delito y la tranquilidad de la población cuernavacense.
Vigueras Beltrán no dio muestras de ser buen orador. Apenas balbuceó algunas palabras. Dijo que se sentía muy honrado con esta oportunidad y que no defraudaría la confianza del alcalde. Exhortó al staff de la SSP a desarrollar un trabajo profesional con esfuerzo y dedicación, para cumplir con el cometido, de una mejor seguridad pública al municipio.
Un fotógrafo le pidió a Vigueras “un close up” y éste accedió a posar, dejando escapar una muy leve sonrisa.
“Les pido que vuelvan a sus respectivas áreas, ya el nuevo secretario los llamará para ir hablando con ustedes uno por uno”, dijo el servicial Juan David, quien ya se dirigía a abrirle la puerta a su nuevo jefe. Los dos desaparecieron por la misma puerta por donde entraron.
Entre los funcionarios de la SSP había incertidumbre, como ocurre cada vez que hay cambio de titular. Nadie tiene seguro su puesto porque cada jefe que llega trae a su gente.
Por este vetusto edificio que alguna vez albergó a las oficinas de la Conasupo, la Secofi y el Bolillo Popular, han pasado muchas personas desde que se municipalizó la Policía en 1997. El primer director fue el abogado José Luis Urióstegui, designado por el entonces alcalde Alfonso Sandoval Camuñas. El panista Sergio Estrada Cajigal designó en ese puesto a Cesáreo Carvajal, quien la convirtió en la Policía Metropolitana con rango de Secretaría.
Llegaría después un ingeniero químico, Anselmo Sotelo Parra; luego un Policía Ministerial, Víctor Hugo Valdez; después un general, Manuel Farfán Carriola.
Ahora venía “un AFI” a hacerse cargo de la Policía de Cuernavaca. Abogado egresado del Instituto Nacional de Estudios Sindicales de Administración Pública de la FSTSE (INESAP) con amplia trayectoria policial durante una exitosa carrera de 25 años de servicio en la Procuraduría General de la República (PGR) y la Agencia Federal de Investigación (AFI) de la que fue Delegado Regional en los estados de Durango, Hidalgo, Coahuila, Chihuahua y Sinaloa.
Nadie sabe qué fue lo que pasó pero después de esa sencilla ceremonia de presentación (nunca hubo toma de protesta), Vigueras Beltrán no volvió a las instalaciones de la Policía Municipal de Cuernavaca, y Juan David siguió haciéndose cargo de la corporación hasta que lo mataron, el 6 de diciembre del 2019.
Hasta la fecha sigue siendo una incógnita qué fue lo que pasó con ese “secretario de seguridad pública por un día”.
El primero de diciembre pasado salió a la venta el libro “El traidor”, de Anabel Hernández, en el que da a conocer revelaciones de Rey Zambada, “El Mayito”. Explica que durante la guerra del Cártel de Sinaloa contra el Golfo y los Zetas, la AFI fue un brazo armado del Mayo, El Chapo y Arturo Beltrán Leyva.
En la página 186 viene lo siguiente:
“…durante la administración de Fox, el responsable de la AFI, Genaro García Luna, recibió 3 millones de dólares de sobornos por parte del Mayo. Se los entregó Rey (su hijo) en propia mano. El objetivo era, entre otros, que se nombrara a Norberto Vigueras Beltrán como jefe regional de la AFI en Culiacán.
“El Mayo obtuvo lo que quería. Vigueras Beltrán, quien había trabajado en la AFI (antes Policía Judicial) desde 1986, se encontraba en Hidalgo y en el periodo de García Luna lo transfirieron como jefe regional a Culiacán, donde estuvo de 2003 a 2006. Rey dijo que el Mayo lo quería ahí porque “lo tenía en el bolsillo”. Luego lo enviaron como jefe regional de la AFI a Durango, otro territorio del Mayo y el Cártel de Sinaloa, donde sirvió de 2006 a 2011. En octubre del 2019 Vigueras Beltrán fue nombrado secretario de Seguridad Pública de Cuernavaca”.
Como ya es de todos sabido, Genaro García Luna fue detenido en Estados Unidos el 10 de diciembre pasado, acusado de proteger a narcotraficantes. La detención de Vigueras es cuestión de días, quizás semanas. Nadie ha vuelto a saber de él.
Aunque se hizo todo lo posible, no se pudo desaparecer de la web las fotos y las notas donde Juárez López presenta a Vigueras Beltrán como secretario de Seguridad Pública de Cuernavaca.
Sí, el jefe de la AFI consentido del Mayo Zambada estuvo a punto de encabezar la seguridad pública de Cuernavaca, pero alguien alertó al presidente municipal para que diera la contraorden.
HASTA MAÑANA.