La foto del periódico “¡Pásala!” fue la gota que derramó el vaso. El cuerpo descarnado de la joven Ingrid Escamilla ocupaba una gran parte de la portada de ese diario, y la adornaba con una frase burlona: “La culpa la tuvo cupido”.
Y como dicen ahora, “las redes se incendiaron” y las mujeres –principalmente- comenzaron a pedir a las autoridades que multaran a ese periódico no sólo por publicar la dantesca imagen, sino por burlarse de la canción que se está convirtiendo en el himno de las feministas denominada.
“Que poca madre, ojalá cuando se muera un familiar del director de este periódico, lo pongan igual en primera plana para ver cómo quedó”, escribió un tuitero.
Algunos quisieron justificarlo argumentando la libertad de expresión. “Está documentando un hecho, en la nota roja no hay distinción de género o posición social. Es como si en un libro o ilustración de las torturas medievales se acusara de todo lo que investigaste. Los horrores de los campos de exterminio también fueron documentados”, escribió otro usuario de Twitter, donde el hashtag #IngridEscamilla” se hizo Trending Topic.
El periódico en mención, “hermano” de la polémica Revista “TV Notas”, quiso justificarse al otro día publicando en su portada la frase “…Ni una más”, y una inusual leyenda en la parte de arriba que dice: “Como a todos en este país, nos indigna y horroriza el brutal asesinato de Ingrid y de las miles de mujeres víctimas de la violencia de género. Tres feminicidios podrían ocurrir hoy, por lo que no debemos dejar de denunciarlos para evitar que sigan pasando”.
En páginas interiores viene una especie de editorial (impensable en ese medio de comunicación) en el que “¡Pásala!” sostiene que “desde su nacimiento el oficio del periodismo ha servido para documentar la realidad (…) la intención siempre ha sido contar a nuestros lectores la historia de un México que debería ser distinto”.
“Nos toca a nosotros escribir esa tragedia con la única finalidad de informar, desde el ejercicio del periodismo, con la crudeza que los mismos hechos tienen, para que esa lamentable realidad se retrate lo más fielmente posible”, se justifica el medio impreso.
El hecho abrió nuevamente el debate sobre la existencia de este tipo de medios de comunicación donde no solamente se exhiben personas muertas, sino también se hace alarde de misoginia, deformación del lenguaje y todo lo que el morbo de la gente pueda comprar.
Casualmente, antier mismo era presentado en la Casa de la Cultura Jurídica de Cuernavaca el “Protocolo para el tratamiento digno de restos humanos e Información de Personas Fallecidas”, un excelente trabajo del IMIPE y la Comisión de Derechos Humanos con el apoyo del INAI, pero que no aborda nada sobre los derechos que tiene un cadáver para no ser exhibido en medios de comunicación.
Recordemos que hace algunos años, un periódico de esta entidad tenía la “exclusividad” para poder entrar al Servicio Médico Forense y tomarle fotos a los muertos sobre las “planchas” para publicar sus rostros al otro día. El procurador era Pedro Luis Benítez Vélez, y afortunadamente ese pacto no duró mucho tiempo.
Es ese mismo rotativo el que diariamente muestra no sólo el rostro de las mujeres asesinadas, sino que le agrega encabezados como “La mataron por infiel” y es el único que sigue ofreciendo servicios de prostitución en su aviso clasificado.
En contraparte, el pasado 13 de enero otro medio de comunicación publicó una sorpresiva editorial en la que anuncia que ya no publicará Nota Roja.
“La construcción de la paz es un compromiso que no admite regateos, quienes hacemos El Sol de Cuernavaca y El Sol de Cuautla, junto a otros periódicos miembros de la Organización Editorial Mexicana, participamos en nuestra convención nacional con la propuesta de desaparecer de nuestras páginas la nota roja, como un aporte a la recuperación de los valores y virtudes de los ciudadanos, al periodismo de paz y de soluciones que hemos convertido en nuestra guía de actuación”, dice Daniel Martínez Castellanos, director de los soles en Morelos.
Aplaudimos la decisión del colega, pero veremos si financieramente es soportable esa determinación que más bien pareciera provenir de las nuevas circunstancias de la relación gobierno-prensa en la llamada Cuarta Transformación.
Es decir, al gobierno federal (y también a los estatales) les conviene muchísimo que se deje de publicar nota roja en todos los medios de comunicación. Imagínese usted, dirigirse a su trabajo sin escuchar en la radio de las ejecuciones de este día, y no ver en los cruceros periódicos con cuerpos descuartizados y mensajes que se envían entre grupos de la delincuencia organizada. Entonces sí sería –como dice el presidente López Obrador- una sociedad feliz, feliz.
El presidente Peña Nieto declaró en alguna ocasión que la inseguridad pública era un problema de percepción, no se seguridad pública. Y tenía razón.
En Morelos, durante el gobierno de Graco Ramírez trajeron a un experto en comunicación política graduado en una Universidad de Inglaterra. Era el doctor Salvador Guerrero Chipres, a quien nombraron subsecretario de Comunicación. Le pidieron que hiciera un estudio sobre la inseguridad en Morelos y su relación con los medios de comunicación. El resultado del estudio fue contundente: “si no existiera El Extra mejoraría en mucho la percepción de seguridad de la ciudadanía”.
El problema era que el fundador de El Extra era precisamente quien ocupaba la titularidad en ese momento de la Secretaría de Información y Comunicación.
La entonces primera dama, Elena Cepeda, lo tuiteó varias veces: “la inseguridad no está al tope, pero medios como esos hacen que se perciba de otra manera” escribió el 26 de mayo del 2013.
Se fue Guerrero Chipres, se fue doña Elena, se fue Graco, y El Extra sigue tan campante, ahora también con un nuevo competidor que es El Gráfico. Ambos medios publicaron ayer, como si se tratara de un boletín, el mensaje que envió un grupo de la delincuencia organizada para acusar a otro de los últimos acontecimientos, así como el contenido de una cartulina que dejaron en Amacuzac con su respectivo cuerpo en pedazos.
Es decir, se han convertido en los órganos informativos “oficiales” de la delincuencia organizada en Morelos.
HASTA MAÑANA.