En los últimos días, con motivo de la contingencia generada por la epidemia del virus conocido como covid 19, vemos videos y fotografías de gente repartiendo despensas a personas de escasos recursos. Algunos con miras a las elecciones del próximo año, pero la mayoría con una verdadera intención de ayudar a quienes menos tienen.
En este contexto, resalta una publicación en Facebook de Rodrigo Morales Vázquez (no es bot, lo puede usted encontrar con ese nombre), quien a su vez reproduce el mensaje de una amiga suya:
“Oye, respecto de las despensas que está repartiendo el gobernador, sólo quería decirte que las mandó a hacer con varios comerciantes del Mercado Adolfo López Mateos, entre ellos a mi esposo. Hicimos 800 bolsas de despensa las entregamos ayer, yo no apoyo la forma de gobierno de este señor, pero esta vez reconozco que prefirió dar prioridad al consumo local”.
Efectivamente, en un momento tan difícil para la economía de la entidad, es bueno saber que lo que se está gastando queda entre los morelenses. De esta manera, no sólo se apoya a las personas que comerán los alimentos que lleva la despensa, sino que aporta dinero que seguramente los proveedores ocuparán para pagar a médicos, contadores, y todo tipo de profesionistas que tienen todo el tiempo del mundo y que no necesitan salir de sus hogares, pero que no hay quien les pague por su trabajo.
No es sólo repartir las despensas, sino que los productos hayan sido adquiridos en los comercios del estado o del municipio, sólo así podremos hacer una cadena productiva que nos beneficie a todos.
Recordemos que durante los últimos sexenios se ha dado preferencia a los proveedores de la ciudad de México, el estado de Puebla y otros, muchos de los cuales terminan subcontratando a empresas pequeñas de nuestra entidad.
En el caso específico del DIF, no se nos olvida que durante el sexenio de Marco Adame Castillo su proveedor preferido fue “La Cosmopolitana”, una empresa propiedad de Pejsach Landsmanas que les redituó millones de pesos en “moches”, al grado que cuando este reportero pidió copia de las facturas pagadas por el DIF a esa empresa, el entonces director de la institución promovió un amparo para que no fueran proporcionadas.
En ésta ocasión, sí nos resultó extraño ver una camioneta Van con logotipos del DIF, cargando bolsas con víveres en una tienda de la colonia Alta Vista. Y eso nadie nos lo contó.
No sabemos dónde compraron sus víveres los demás funcionarios de la actual administración, pero ojalá hayan aplicado eso de “consume local”, porque además nos consta que los empresarios, pero sobre todo los microempresarios (los famosos pymes), se las están viendo negras.
Ya estuvimos analizando los créditos que está ofreciendo la Secretaría de Economía a través del Fondo Morelos, y también platicamos con algunos de los que están juntando sus documentos para ver si logran un crédito por 100 mil pesos de los que están ofreciendo el gobierno estatal exclusivamente para enfrentar los daños de la pandemia.
La verdad es que sí son muy buenos, pero para acceder a ellos hay que estar totalmente en regla y desgraciadamente en México somos “expertos en el deporte de darle la vuelta a la ley”.
Por si algún microempresario o comerciante nos está leyendo, solamente les pasamos el tip de que para acceder a este préstamo (100 mil pesos a pagar en 28 meses), tiene que presentar su “reporte de opinión de Cumplimiento Positivo” tanto del SAT como del IMSS, y “presentar el último pago del impuesto del 2% sobre erogaciones por remuneraciones al trabajo personal, en caso de solicitar para el concepto de sueldos y salarios”. Ah, y el reporte positivo del Buró de Crédito.
¿Quién en este país está al corriente en sus pagos de impuestos, IMSS y tarjetas de crédito?
En el caso de los créditos a la palabra por 25 mil pesos que está anunciando el gobierno federal, ahí el asunto está más complicado todavía porque resulta que el único requisito es estar registrado en el censo aquel donde hicieron la base de datos de las personas de la tercera edad y los discapacitados.
Pero volviendo al tema de los apoyos para enfrentar el coronavirus, hay que resaltar también acciones como las que está haciendo nuestro amigo Ricardo Ortega, ex camarógrafo de TV Azteca y ex funcionario del Ayuntamiento de Temixco, que regala comida para llevar en su colonia que es Alta Palmira.
También, vimos en Facebook a Maru Saavedra repartir 10 toneladas de pepino que mandó un ex diputado. Ojalá el pepino haya sido comprado en Morelos.
Lo mismo, el diputado Andrés Duque que anda repartiendo bolsas con víveres en el municipio de Temixco, en tanto que las legisladoras, Keyla Figueroa y Ariadna Barrera, quienes optaron por no regalar, sino vender, productos de la canasta básica “a bajo costo”.
Afortunadamente, en ninguno de los casos que hemos visto de entrega de despensas, se ha notado que estén utilizando logotipos o colores partidistas. Todo es en bolsas transparentes.
En eso de las bolsas se apuntó un diez el ex diputado que está entregando equipos de protección a médicos, enfermeras, paramédicos, guardias de seguridad, además de ayudantes municipales y personas que por necesidad continúan haciendo su trabajo en las calles de Cuernavaca pero utilizando bolsas biodegradables.
Y es que con esto de la pandemia a todos ya se nos olvidó que las bolsas de plástico están prohibidas (legalmente sólo en la ciudad de México y próximamente en todo el país). Lo mismo que con el unicel, pero de otro modo, ¿cómo podrían mandar los alimentos aquellos establecimientos de comida que sobreviven vendiendo comida para llevar?
Hay que ser pacientes porque todo parece indicar que falta todavía lo peor y las restricciones van a ser mayores, pero todo sea por conservar la salud de cada uno de nosotros y nuestros seres queridos. Mientras haya vida hay esperanza.
HASTA MAÑANA.