Algunos le dicen “comisionada”, otros “enlace” y otros “enviada”, pues nadie sabe cómo ponerle a una persona que fue designada por el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, pero que jurídicamente no tiene facultad alguna para intervenir en la entidad ni en el asunto de la epidemia ni en ningún otro.
Se trata de Elsa Julita Veites Arévalo, directora a nivel nacional del INAPAM y a quien el presidente mandó a Morelos a “apoyar” en la lucha contra la epidemia del COVID 19, igual que a otros estados con alto índice de contagio y de mortalidad.
Del análisis de su currículum se desprende –por principio de cuentas- que ya está en la edad considerada por la Organización Mundial de la Salud como “de alto riesgo”, por lo que debería estar resguardada en su casa. Es esperanzador saber que estudió Medicina en el Instituto Politécnico Nacional y que es muy cercana a López Obrador.
Ayer sostuvo reuniones con autoridades tanto a nivel estatal como municipal de Cuernavaca a fin de conocer qué es lo que están haciendo en Morelos para reducir los efectos de la pandemia.
El gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo dio la bienvenida a Elsa Julita Veites Arévalo en el Centro Estatal de Contingencias COVID-19 Morelos, como enlace con el gobierno federal para temas relacionados con esta pandemia.
Y qué bueno que desde ayer quedó claro cuál va a ser su papel específico en todo esto: mantener una vinculación permanente para poder gestionar el equipo y de ser necesario el personal médico que requiera el estado en la atención de la contingencia.
Al menos eso fue lo que se dijo en esa reunión y lo remarcó por la tarde el secretario de Salud, Marco Antonio Cantú Cuevas en la ya tradicional conferencia de prensa.
Uno a uno, los responsables de las instituciones del Sector Salud explicaron a Elsa Veites la situación actual del panorama epidemiológico, la capacidad instalada con que se enfrenta el virus y las necesidades para tener mayor capacidad de respuesta.
Ahora, la enviada del presidente ya sabe que en Morelos nuestro principal problema es que la gente no entiende que debe permanecer en sus casas y que se muere un 13 por ciento de los infectados. Asimismo, que si seguimos al mismo ritmo de contagio en unos cuantos días no habrá camas suficientes para atender a la población afectada.
Si en los siguientes días se observa la llegada de más elementos de la Guardia Nacional para garantizar la inamovilidad de la gente y el equipamiento para médicos y enfermeras, asumiremos que sí sirvió de algo tener un enlace con la presidencia de la República.
Pero si observamos que todo sigue igual como hasta ahora, entonces nos preguntaremos para qué la mandaron si la estructura ya está y sólo se requiere que funcione eficientemente.
¿O vendrá a “palomear” las listas de proveedores?
Desde antes de que la doctora Veites hiciera su presentación oficial, el dirigente del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la entidad, Jonathan Márquez, lanzaba las siguientes interrogantes:
- ¿Dónde queda la responsabilidad del gobernador y de la secretaría de salud local? ¿Las decisiones de esta funcionaria federal estarán por encima del gobernador?
- ¿Dónde queda la representación del súper delegado Hugo Flores? ¿Cómo distribuirán sus funciones entre ellos?
- En relación con los ayuntamientos, ¿Veites, será su jefa? ¿Cómo se coordinará con ellos?
- ¿Qué atribuciones presupuestales tendrá la delegada? ¿Con qué presupuesto contará su oficina?
“La falta de claridad sobre los objetivos de este nombramiento, sus alcances, su presupuesto puede solo complicar aún más la gobernabilidad en el estado. Es urgente se transparenten las funciones y atribuciones de esta nueva delegada así como el diagnóstico sobre el cual se decidió que era necesaria”, declaraba ayer por la mañana el joven dirigente del PRI.
Coincidentemente, fue cuando gobernaba el país ese partido cuando se puso en práctica la figura del “comisionado” o “virrey” como le decían en los círculos de la política. El 15 de enero del 2014, el entonces presidente Enrique Peña Nieto publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto por el cual creaba la figura del “comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de esa entidad” para su amigo Alfredo Castillo Cervantes.
La designación provocó polémica en las tierras michoacanas, pues en la práctica era una forma de decirle al gobernador constitucional Fausto Vallejo que estaba muy viejo para hacerse cargo del estado.
El joven abogado (íntimo amigo de Peña Nieto desde que era gobernador del estado de México) se dio el lujo de hacer designaciones como la del morelense Pedro Luis Benítez Vélez en la delegación de Sagarpa. Cuentan que casi todos los días llegaban a comer al restaurante “San Miguelito” de Morelia, acompañados de unas ocho o diez personas donde pagaban cuentas de varios miles de pesos.
El 22 de enero del 2015 dejó el cargo en medio de señalamientos de haber pactado con los grupos de la delincuencia organizada que operaban en Michoacán, de no haber bajado el índice delictivo y mucho menos el de pobreza. Pero seguía siendo el consentido de Peña Nieto, quien lo mandó de vacaciones a la Conade. Y allá también se llevó al morelense Benítez Vélez.
Una de las incógnitas con Alfredo Castillo fue ¿de qué partida sale su sueldo y qué rango tiene? Es la misma pregunta que nos hacemos con doña Elsa, porque si su labor va a ser mucho más allá de “echarle un ojo” a lo que hacemos los morelenses con respecto al COVID 19, justo es que tenga una remuneración.
Además, con Alfredo Castillo hubo un nombramiento por decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, lo que le dio formalidad, en tanto que –como ya es una costumbre de nuestro presidente- la designación de la doctora Elsa fue “de palabra”.
HASTA MAÑANA.