Tuvieron que pasar 25 años y cinco meses para que la historia se repitiera en territorio morelense. El 12 de diciembre de 1994 en el municipio de Temixco celebraron a la Virgen de Guadalupe ingiriendo mezcal y 49 personas fallecieron; el domingo, en Telixtac, municipio de Axochiapan, festejaron el día de la madre bebiendo (a pesar de la contingencia por el Covid 19 y la Ley Seca) y murieron un número todavía indeterminado de personas, pero la cifra podría superar los 20.
Todo parece indicar que en ambos casos el causante es el metanol, un tipo de alcohol no apto para consumo humano que tiene como característica que primero deja ciegos a quienes lo han ingerido en pequeñas cantidades, pero que en grandes porciones puede provocar la muerte.
Apenas hace unos días los medios nacionales daban cuenta de que en los límites de Jalisco y Michoacán, 25 personas habían muerto y otras 30 estaban graves por haber consumido una bebida denominada “El Chorrito” (muy parecida al Tonayán que se expende en Morelos), en el que utilizaron el alcohol industrial en lugar del etanol que comúnmente se usa para elaborar todo tipo de vinos y licores.
El lunes por la noche comenzó a trascender lo que más tarde se confirmaría: un nuevo caso de muertes por ingerir bebidas adulteradas, ésta vez en una pequeña comunidad del municipio de Axochiapan que se llama Telixtac, con una población de cinco mil habitantes, aproximadamente.
Según la crónica del reportero Pedro Tonantzin, fue el lunes por la mañana cuando Jacinto Linares, despertó sobresaltado y pidiendo a gritos que le ayudaran. Me dijo: “jefe, llévame al doctor, no puedo ver y me duele el pecho y el estómago”, narró su padre, Marcos Esteban.
Lo que no sabía era que eso mismo les había pasado a otros que habían estado ingiriendo “mezcal a granel” que adquirieron en una de las tiendas ubicadas en el zócalo de la comunidad. Cuando llegó a la Clínica del Dr. Cedeño “no me lo recibieron porque estaba lleno (de pacientes) por lo mismo que tenía mi hijo”.
Fue atendido en el hospital de Axochiapan pero a la media hora de haber ingresado “se puso duro y llamé a la enfermera, y ya me dijeron que ya no había nada qué hacer”, agregó don Marcos.
Cuando regresó al pueblo se enteró de que algunos habían quedado en la calle desde el domingo, otros en sus casas y otros más en las clínicas y hospitales.
Aunque ya son pocos los habitantes de Telixtac que son indígenas, el pueblo se rige por usos y costumbres, de ahí que las autoridades, tanto de la Fiscalía General del Estado como de Protección Civil, no hayan podido entrar desde el domingo sino hasta que sus pobladores se organizaron y sostuvieron reuniones con ambas instituciones, pero bajo sus condiciones.
El director de Protección Civil en el estado, Enrique Clement Gallardo, informó que se realizó un monitoreo en otros municipios aledaños, teniendo como resultado que en Jonacatepec otras personas habían perdido la vida con los mismos síntomas, dando un total de 14 personas fallecidas hasta ese momento.
Lo cierto es que no se sabe con exactitud cuántas personas han resultado afectadas, ya sea fallecidas o con problemas de ceguera. Algunas familias prefirieron enterrar a sus muertos sin dar aviso a las autoridades.
Desgraciadamente los habitantes de Telixtac, “en el pecado llevaron la penitencia”. Desobedecieron la disposición federal de permanecer en sus casas por la pandemia del Covid 19, y también hicieron caso omiso a la orden municipal de no expender bebidas alcohólicas.
Y no fue porque se celebrara el 10 de mayo, como pudiera pensarse. La realidad es que en Telixtac, como ocurre en muchas comunidades indígenas, los domingos se bebe por ser domingo. Los jóvenes no tienen otra distracción que beber cerveza, y si no hay –como ocurrió en esta ocasión- toman lo que sea.
Todo parece indicar que a falta de las bebidas convencionales, alguien descubrió que en un domicilio tenían mezcal “a granel”, y comenzaron a llevar sus botellas vacías para llenarlas y acabárselas.
Ahora bien, independientemente de que los bebedores ya pagaron con su vida el haber desobedecido a la autoridad ¿habrá sanciones para los responsables?
El caso más parecido es el de Temixco, en 1994, que como ya sabemos, los responsables del “Metanolazo” fueron, además del presidente municipal, el subsecretario de Salud, Javier Martínez León; Fernando Velásquez Rivera, director de regularización y fomento sanitario y José Maldonado Obregón, jefe de la Jurisdicción Sanitaria número Uno.
Eso fue por cuanto al rubro administrativo, pero en cuanto a lo penal la entonces Procuraduría de Justicia inició una averiguación previa por los delitos de homicidio y lesiones culposas, así como adulteración de bebidas alcohólicas, misma que remitió posteriormente a la delegación estatal de la Procuraduría General de la República.
Hace apenas unos días que recordábamos en esta misma columna que en el Juzgado Cuarto de Distrito con sede en Cuernavaca, bajo la causa penal 162/94, quedó registrada la orden de aprehensión en contra de Guillermo y Luis Federico, ambos de apellidos Díaz Rubio, por ser los propietarios de la destilería ubicada en la calle Virginia Fábregas de la colonia Presidentes del municipio de Temixco, así como un hijo de cada uno de ellos. Guillermo obtuvo su libertad bajo fianza el 13 de julio de 1995, pero ya no regresó a firmar como estaba obligado, y el 17 de mayo de 1999 el Juez lo sentenció a ocho años de prisión por los delitos de homicidio y lesiones culposas, así como adulteración de bebidas alcohólicas.
Aunque en la investigación que hizo la Contraloría del estado se decía que fueron 49 los muertos y otros 70 que quedaron con problemas de visión, en el expediente sólo aparecen ocho como las víctimas del llamado “Metanolazo”.
El caso Telixtac es diferente porque –hasta donde se sabe- es un expendio clandestino de donde salió el mezcal adulterado, así que la autoridad municipal no podría tener un control sobre el producto que expenden.
Pero penalmente sí debe haber consecuencias. A estas horas ya debería estar identificado y hasta detenido a el o los responsables de haber adulterado una bebida que provocó –aunque sea sin intención- la muerte de estas personas que, lo recalcamos, en el pecado llevaron la penitencia.
HASTA MAÑANA