La epidemia ya de todos conocida vino a cambiar nuestra vida cotidiana. “Clases vía zoom”, “conferencias webinar”, “transmisión Facebook Live” son términos que se están haciendo comunes en nuestra jornada diaria, y hasta los que no saben leer y escribir tuvieron que aprender a contestar una videollamada por “Whatsapp”. Hemos optado por sustituir las compra-ventas físicas por adquisiciones “en línea” y pagos con transferencia electrónica.
Cuando analizamos todo lo anterior y vemos que algunas de esas herramientas tecnológicas pudimos haberlas utilizado desde mucho antes para ahorrarnos tiempo y dinero, surge una interrogante: ¿Y qué van a hacer los políticos ahora?
Y no nos referimos a los servidores públicos que hoy medio trabajan desde su casa y siguen ganando el mismo sueldo, sino a aquellos que ya están viendo que se acerca el proceso electoral y que tienen que buscar la forma de seguir pegados a la ubre gubernamental. Sí, esos que desde meses antes comienzan a visitar las colonias pobres para saludar gente, abrazar viejitas y cargar niños.
¿Qué van a hacer ellas y ellos ahora que ya están prohibido hasta los saludos de mano?
Deben estar muy preocupados. Recuerdo que varios candidatos medían su productividad en la jornada de campaña por el número de manos que habían estrechado, o el número de volantes que habían repartido. Doña Mariela Sánchez Cortés tenía la costumbre de regalar besos en la mejilla por igual a mujeres y hombres, y esa era su característica principal cuando andaba en campaña. No queremos pensar en la cantidad de bacterias que recolectaba en cada beso, pero ese gesto le sirvió muy bien para obtener votos.
Había candidatos que acostumbraban cambiarse la chamarra después de un día de campaña por aquello de los abrazos con palmada, así como lavarse vigorosamente las manos con mucho jabón para evitar una enfermedad.
Lo que no podía faltar era el reparto de productos utilitarios. Las cubetas, las playeras, las gorras, y últimamente hasta sombrillas, que era de lo más peleado.
Hoy, si seguimos como vamos en la contingencia sanitaria, todo ese tipo de productos debe quedar prohibido ante la posibilidad de que el virus SARS COV 2 se cuele y provoque un brote en alguna comunidad.
En circunstancias normales, ahorita ya estuviéramos viendo recorridos por colonias por parte de ayudantes municipales con aspiraciones a regidores, regidores con aspiraciones a diputados, diputados que quieren ser alcaldes y viceversa. Pero no. La pandemia nos condenó a confinarnos so pena de pasar dos semanas hospitalizados o en el peor de los casos perder la vida.
Ahorita los aspirantes a cargos de elección popular están en sus “war rooms” rompiéndose la cabeza para idear una estrategia que tenga como resultado ganar las elecciones pero sin arriesgar su salud ni la de sus simpatizantes. Algunos ya han comenzado a repartir despensas con el pretexto del coronavirus, y lo han hecho ellos y ellas personalmente, pero ¿qué creen? El truco no tiene el mismo resultado porque lo tienen que hacer con medio rostro cubierto.
La estrategia tradicional era que la gente fuera identificando el nombre y rostro de su benefactor para que lo recordara a la hora de cruzar la boleta en la casilla electoral. Pero ahora ¿cómo lo va a recordar si llevaba una mascarilla que no le permitía ver si estaba sonriente o enojado?
¿Cuál es la solución a este terrible problema? Como en la mayoría de las actividades, en la “nueva normalidad” se tiene que inclinar por el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (las famosas TICs), es decir, el uso de las redes sociales.
Sin embargo, si lo que va a buscar es una presidencia municipal o una diputación local, no tiene caso que use aplicaciones como Instagram, Twitter o algunas otras que hay por ahí. Lo recomendable es que base su campaña en Facebook y Whatsapp, así como Youtube. No pierda tiempo contratando esas empresas que por una cantidad de dinero mandan mensajes de texto como si fueran noticias, eso ya pasó de moda y nadie les hace caso, al igual que las llamadas por teléfono que fingen hacerle una encuesta pero en realidad hacen propaganda de un candidato. Cada vez menos gente contesta una llamada de un número que no conoce (gracias, extorsionadores que operan desde las cárceles).
La ventaja de Facebook es que es una red social muy barata, pero tiene como desventaja que permite la retroalimentación. Es decir, usted puede subir un video de su candidatura, pero si no tiene buena fama o su contrincante tiene más usuarios, entonces ahí mismo le sacaran sus “trapitos al sol” y le va a resultar contraproducente.
Y si usted cree que ya ganó la elección porque tiene miles de seguidores en sus tres o cuatro cuentas de Facebook que maneja mancomunadamente, se equivoca, pues bien dicen que creerse muy popular por el número de seguidores que tiene en una red social es como creerse millonario por tener muchos billetes y propiedades en un juego de Turista.
¿Será Tik Tok una herramienta de propaganda electoral? No lo sabemos pero el próximo proceso para votar nos permitirá evaluarlo. ¿Serán los medios de comunicación tradicionales como la radio y la televisión el vehículo perfecto para llevar el mensaje de los candidatos a sus potenciales votantes? Es una incógnita que se despejará también en los meses venideros.
Y en este espacio, como su nombre lo dice, iremos analizando las ESTRATEGIAS de los diferentes partidos políticos y candidatos independientes que buscarán ganar las elecciones del 2021, un proceso electoral en el que los paradigmas de la política y la comunicación tendrán que renovarse o morir.
HASTA MAÑANA.