Los implantes mamarios son “dispositivos médicos inventados para mejorar la forma de la mama o para crear un volumen mamario ausente o distorsionado por diferentes causas” y tiene un costo de alrededor de 50 mil pesos. En muchos países, las jovencitas prefieren que sus padres les regalen “bubis” en lugar de un coche o una computadora, y las operaciones estéticas “mommy make over” son cada vez más frecuentes, principalmente en la clase política y empresarial.
Pero no son solamente aumento de senos, también se pueden quitar las “llantitas” del abdomen a través de una liposucción que anda sobre los 50 mil pesos, o una abdominoplastía por 80 mil. Enderezar la nariz cuesta 25 mil pesos y quitar la “papada”, 30 mil pesos.
Mencionamos lo anterior para dar al lector una idea de que tan jugoso puede resultar el negocio de la cirugía estética, pues todo ser humano sueña con mostrar un aspecto físico mejor que el que tiene.
Ahora bien, ¿quién puede realizar este tipo de operaciones?
Hasta donde hemos investigado, los primeros en hacer este tipo de operaciones fueron médicos cirujanos plásticos reconstructivos, que originalmente fueron capacitados para resolver problemas de labio leporino, amputaciones, quemaduras, malformaciones congénitas, etc., y que con el paso del tiempo —y al ver que había gente que pagaba bien— comenzaron a hacer intervenciones quirúrgicas de tipo estético como las arriba mencionadas.
Ya en los últimos años, cuando se hicieron populares este tipo de operaciones, surgió una rama de la medicina que se denominó “cirugía estética”. Una escuela particular denominada Instituto de Estudios Superiores en Medicina, que comenzó en Veracruz y posteriormente puso una sucursal en la ciudad de México, comenzó a impartir la Maestría en Cirugía Estética y la Maestría en Medicina Estética no quirúrgica, y sus egresados son los que están realizando dicha actividad.
Debemos aclarar que para estudiar esta Maestría es requisito tener la licenciatura en Medicina, según nos informaron.
Un tercer grupo son los que no son médicos, sino cosmetólogos, nutriólogos, estilistas y hasta “couchs” de gimnasios, que comienzan poniendo dietas y terminan aplicando “botox” y haciendo liposucciones, sin tener los conocimientos médicos necesarios para ello.
Para evitar esta competencia desleal que se menciona en el párrafo anterior, los médicos decidieron organizarse y conformar el Colegio de Cirujanos Plásticos y Reconstructivos, que actualmente preside el doctor Rolando Samper.
Luego surgió otra agrupación denominada Colegio de Maestros en Medicina y Cirugía Estética del Estado de Morelos, a cuya cabeza está la doctora Landy Jeanette María del Rocío Angulo Hinojosa.
Ambas agrupaciones se disputan el jugoso negocio de las operaciones de implantes (y todo lo demás) en Morelos.
Sin embargo, los médicos que lidera Samper consiguieron una aliada: la diputada Tania Valentina Rodríguez Ruiz, quien recientemente anunció una “propuesta de reforma a la Ley de Salud para garantizar que los procedimientos de cirugía plástica, estética o reconstructiva, sean practicados por profesionales certificados”.
La legisladora petista destacó que en México cada año hay más personas que buscan realizarse un procedimiento de cirugía plástica, estética o reconstructiva de hecho, “el problema, es que han proliferado la oferta de servicios de esta especialidad, que se practica por médicos que no están certificados y carecen de la pericia para resolver las complicaciones que se pueden presentar, causando mayores riesgos a la salud y la vida, especialmente de las mujeres”.
La Coordinadora del PT en la cámara de diputados destacó que la Ley General de Salud se reformó desde el año 2011 para hacer obligatoria la certificación de las especialidades médicas, y desde luego las de la cirugía plástica, estética y reconstructiva, con lo que se garantiza que los procedimientos que se realizan, ocurran por especialistas que están constantemente actualizados y capacitados.
“En Morelos, por cada cirujano plástico certificado hay 11 no certificados que han causado daños y lesiones a las personas. Esto crea un problema de salud pública, porque los daños terminan resolviéndose en hospitales del sector salud con cargo al erario. La mala praxis ha llegado a un escandaloso 15% de los pacientes, con respecto al universo de cirujanos certificados” señaló la legisladora.
Sin embargo, de aprobarse la iniciativa que presentó la diputada petista, los médicos que encabeza la doctora Angulo Hinojosa no podrán realizar ese tipo de operaciones, pues se entiende que Samper y sus compañeros serán los únicos facultados para otorgar una especie de licencia o certificación.
“Vale la pena preguntarle a la diputada Tania Rodríguez ¿cuál es su interés en monopolizar los procedimientos quirúrgicos estéticos a favor de un grupo minoritario? ¿En qué se beneficia usted? Porque la población morelense no se ve que esté interesada, ni que sea de alta prioridad en la agenda parlamentaria, legislar a modo para un grupo de médicos que sólo muestran su interés en llenarse las bolsas de dinero y llenarse de pacientes a sabiendas de que ellos no son los únicos que pueden realizar dichos procedimientos quirúrgicos estéticos”, le reprocharon ayer los maestros en medicina y cirugía estética.
Le pidieron que primero escuche a todos los actores y las distintas posturas de los profesionales de la salud, antes de aprobar una reforma que viola derechos humanos y atenta contra el libre ejercicio de la profesión consagrada en la constitución de la república.
Tanto los médicos que encabeza Samper como los de la doctora Angulo son médicos, por lo que deberían enfocarse a evitar la competencia desleal de gente que no tiene la carrera de medicina y que pone en riesgo la salud de la población.
Sin embargo, ambos bandos buscan monopolizar esta actividad bastante lucrativa, por lo que los diputados (no solamente Tania Valentina que ni siquiera integra la Comisión de Salud) deberán buscar una solución “salomónica” con una ley donde se privilegie el bien común y no se vulneren derechos contemplados en las convenciones internacionales y la carta magna.
HASTA MAÑANA.